Hola y bienvenido al cuarto poema que se integra al tema del cual decidí desarrollar "las heridas internas y el duelo". Luego de un tiempo de trabajar introspectivamente y vivir mis duelos, detallé con detenimiento cada una de las etapas en las cuales he caminado. Hoy hablaré de la etapa de desesperación, sucesiva a la etapa de negación y decepción, No todos pasamos por todas las etapas y tal vez se desarrollen de forma desordenada, simplemente el proceso de sanación y superación no es lineal.
No conocía este tema o no lo había vivido antes, hasta que en un segundo me vi envuelta en la pérdida de tres cosas que eran importantes para mí: mi antigua yo, mi relación y el alejamiento de un lugar que es como mi «hogar». Sin experiencia y sin saber qué hacer, comencé a caminar mis duelos de forma diferente y cada uno se desenvolvía diferente. Los tres me han dolido profundamente y sin conocimiento, mis emociones y mi vida se vieron envueltas en un serie de tristezas y confusiones, y solo hasta ahora pude observar qué etapas viví y cuáles estoy atravesando. El duelo amoroso ha sido el más desgarrador en complemento con el de mi antigua yo.
Para mejor comprensión, te mostraré a continuación un pequeño fragmento de un poema de mi bisabuelo.
(...) Yo cultivé la esperanza de mi alma en el jardín,
pero un viento en loca danza me lo sacó de raíz.
Tenues luces vivas rosas, que se abrieron por mi mal,
yo recuerdo tantas cosas y es tan triste recordar.
En mis horas intranquilas me tortura el corazón, de unas
mágicas pupilas llenas de interrogación (...).
Es tan triste recordar.
Giovanni Palli
Dentro de la desesperación, podemos llegar a «romantizar» la pérdida, pues no es una realidad verosímil (para nosotros) y podemos llegar a enfermar fìsicamente, tratando de responder la gran interrogante que nos persigue: ¿y ahora qué debo hacer? o simplemente como yo lo vi: ¿qué hago cuando de no saber que es un duelo emocional debo vivir tres? Aquí sale a relucir la dependencia que nos gobernaba por sobre la persona o el lugar. La dependencia emocional puede causar la muerte (en casos más graves) y perdernos en nuestros propios pensamientos, llegando a la depresión.
El objetivo de esta explícita introducción, es adentrarte en uno de los poemas que escribí aquel día donde creí que la dependencia y la separación de lo que me estaba haciendo daño, acabarían conmigo, pues el dolor en el pecho era tan grande que no paré de llorar desde la mañana hasta altas horas de la noche. Decidí integrarlo al poemario dirigido a una persona en particular y este fue el resultado.
"Palabras de la muerte de un alma en otoño"
Tu diluvio: tercer poema clasificado.
"Comencé a entender mi vacío y allí me encontraba, en el pozo profundo de mi sentimiento, en lo más profundo de ese inquebrantable amor.
Nunca me he sentido a morir como aquel nueve de octubre cuando comprendí que te estaba perdiendo. Ese llanto será inolvidable para mí, como son tus ojos al mirarme.
Ese dolor en el corazón será eterno, como era el amor que me mantenía viva. Creí que ese sentimiento ya lo había experimentado, pero no.
No pensé que me podría morir por tu amor, tu amor me acribilló el corazòn. No sabes como es olvidarte, sabiendo que te seguiré y me seguirás amando.
Pensé que moriría ese nueve de octubre, sin sentirte a mi lado, sin tener tu respuesta. Me morí, morí por ti y para ti mi amado Alejandro.
Octubre 2021.
Efectivamente, la escritura está conformada en un gran porcentaje de sentimientos, emociones y de experiencias llevadas al límite. De inspiración y de intuición, donde hablar de la muerte por amor es lo más «romántico» que podemos llegar a encontrar. Esto es un gran error, el amor romántico llevado a la realidad es lo más tóxico que decidimos atravesar.
No podemos dejar de plasmar el amor en la poesía o en los relatos; detallado con cada partícula de profundas sensaciones y envuelto en palabras genuinas. Pero la realidad es un dilema diferente y morir por alguien o el simple hecho de marcar a grandes rasgos lo mencionado anteriormente en mi poema, es la prueba de la mayor pérdida de todas: tu ser. ¿Qué hacemos cuando el otro se ha ido?, llorar. ¿Qué hacemos cuando nos encontramos en la oscuridad de la desesperación?, confundirnos y dejarnos consumir por el desamor. No reprimirnos y expresar todo aquello que nos duele.
No me arrepiento de haber escrito y de haber aprendido todo acerca de estas etapas, ni siquiera de haber llorado hasta quedarme dormida. No me morí, tampoco morí por Alejandro, él no lo hizo por mí y tampoco me ahogó el diluvio de sufrimiento al cual hago referencia. Solo trascendió esa pequeña parte de mí a un nivel donde comencé a ayudarme y a comprender mi dolor. No me morí, solo aprendí a escucharme a mí y a ignorar el ruido de los demás. El amor que alguna vez tuvimos no me mantenía viva, me mantenía viva mis necesidades básicas y respirar. Solo llevamos el amor romántico al extremo más insoportable, el cual me enfermó y a la misma vez me dio la oportunidad de escribir esto en la actualidad. Su amor fue una de las inspiraciones más grandes, sobre todo para entender qué es y qué no es amor.
Han surgido grandes obras gracias a mi sufrimiento como nunca antes. De igual forma, decido compartirlo gracias a sus inolvidables recuerdos.
Gracias por estar atento a mis publicaciones y a mi contenido. Nos vemos en una próxima oportunidad con nuevas reflexiones acerca del duelo.
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